NOG_13: ROSA |
Conexión a red: NO |
Usos del Agua
HUMANO Y GANADERO
Periodicidad de caudal
PERMANENTE
Municipio | NOGUERA |
Ubicación | EL PORTICHUELO |
Coordenada UTM X | 618847 |
Coordenada UTM Y | 4482011 |
Altitud | 1625 |
Dist. Población | Sin datos* |
Origina Río/Arroyo | NO |
Acceso | TODO TERRENO |
Datos del Agua
Temperatura | -1 |
L/SG | |
Olor | |
Color | |
Sabor | DESCONOCIDO |
Autor de la información
JAIME LAHOZ
Fecha de toma de datos
12/06/2013
Uso Público Actual
MEDIO
Riesgo de Contaminación
Falta de protección |
|
Zona de ubicación | FORESTAL |
Paso de ganado | SI |
Maleza | NO |
Zona Agrícola | NO |
Filtraciones-Escorrentias |
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Vertidos |
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Control Analitico
Incluida en análisis |
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Fecha | |
Calificación | DESCONOCIDA |
Pictograma
NO
Leyenda existente
orría el año 1817 de nuestro Señor en Noguera, un pueblo serrano de la Comunidad de Albarracín. Era un día de primavera... Con las primeras luces del alba, la familia Polo, también conocidos en el pueblo como Los Cazuelos, iniciaba su jornada. Rosa, la hija única, echaba avena, paja, alfalfe y pastura a los animales en la cuadra: tres go- rrinos, varias gallinas, algún conejo y un par de machos. Su madre, Jeró- nima, preparaba las sopas con leche de cabra para el desayuno y los almuerzos a base de pan, longaniza, güeña, costilla y algo de lomo para una larga jornada de trabajo en el campo. Teodoro, su padre, se afanaba en preparar el yugo y el aladro tensando la telera, la chaveta y el pescuño y ensartando los pasadores y lavijas para arar los huertos. Era una mañana fresca y soleada. Rosa se dirigía ya hacia los pastos del barranco de Dos Aguas y el Portichuelo con una docena de ovejas, una par de cabras y su perrita. Ataviada con saya gris clara, camisa blanca, faltriquera a rayas, albarcas de cuero, garrote de avellano, manta y un morral con el almuerzo, ascendía por el camino del molino siguiendo el curso del río. Al llegar al pie de la Peña del Horcajo, se encaminó hacia el barranco de los Pradillos acompañada por el trino nupcial de los pajarillos y el murmullo de un arroyo de aguas crecidas por las abundantes lluvias de abril. Un cielo azul intenso adornado de blancas nubes contrastaba con el verde de los prados y los árboles y el gris dorado de los borrocales y los peñascos de las cumbres iluminados por el sol. Rosa tenía 18 años y un carácter alegre pero firme y resuelto. Unos ojos azules como el cielo y un pelo de color rojizo arenisca adornaban su luminoso rostro juvenil. Su sonrisa tenía encandilados a todos los mozos del pueblo que soñaban con hacerla su maya. Su cuerpo esbelto y juvenil había florecido cual rosa en abril criada. Aquella mañana primaveral algo misterioso se movía en sus entrañas. La caricia del aire sobre su piel le causaba un dulce rubor. Sus ojos bri- llantes y sus mejillas sonrosadas se sumaban a la sinfonía de belleza na- tural que brotaba por doquier. Se sentía radiante y con ganas de gritar al viento su felicidad. Al llegar a la fuente del Portichuelo apenas notó la presencia de un rebaño pastando en la pradera. De repente, un tosco sa- ludo pastoril que surgía a sus espaldas la devolvió a la realidad. —¡Eeeeh! Rosa linda. Estoy tumbado aquí, detrás de ti. —Liborio, me has dado un susto de muerte. No te había visto. —Te ví subir por el camino y guardé silencio para darte una sorpresa. Ja, ja, ja. —Pues no me hace ninguna gracia. Eres un bruto. —No te enfades mujer. Solo quería que me prestaras un poco de aten- ción. Llevo mucho tiempo queriendo verte a solas. Cada año sueño que me tocas de maya y amanecemos juntos. Hoy estás más bella que nunca. Ven aquí y siéntate conmigo que mi murueco ya se encargará de tus ca- bras. Rosa, sin entender su comentario, se sentó junto a Liborio guardando cierta distancia para evitar el hedor a suciedad que desprendía su cuerpo y evitando su mirada de animal en celo que le intimidaba. Era mozo en- trado en quintas de modales toscos que disfrutaba emborrachándose y jugando a las cartas con los amigos mientras proferían toda clase de bru- talidades y blasfemias. Tras varios intentos de aproximación de Liborio, la joven decidió le- vantarse para alejarse de él. Pero al instante sintió como la cogía por los hombros arrojándola bruscamente al suelo. A continuación, aprisionán- dola con sus piernas, le levantó las sayas dejando al descubierto sus in- maculadas partes secretas. Gritó horrorizada al ver como Liborio, cual bestia enfurecida, arremetía contra ella causándola un gran dolor y es- panto. Consumado el estupro, Liborio huyó al monte aturdido por su arre- bato. Rosa permaneció junto al manantial durante varias horas llorando de rabia y de dolor. Sus lágrimas fundidas con el agua del manantial y te- ñida con virginal sangre, fluían barranco abajo susurrando al viento su desgracia. Varias veces había reparado en el apareamiento de las bestias pero nunca pensó que eso fuese un acto tan desagradable, violento y as- queroso como el que acababa de sufrir. Presentía las consecuencias pero deseaba con todas sus fuerzas que eso no le ocurriese a ella. No sabía qué hacer. Si decírselo a su madre u ocultarlo para siempre para evitar la vergüenza. Pero el solo hecho de pensar que Liborio volviese a hacerlo, la decidió a denunciarle y buscar su castigo. Esa noche, habló con sus padres de lo sucedido y cuál fue su sorpresa al conocer su reacción. Tras la rabia y la condena por lo ocurrido, resol- vieron animarla a que se casara con Liborio para evitar la vergüenza de la familia. —¡Eso nunca! Nunca me casaré con esa bestia inmunda que me ha poseído con brutalidad y que me ha robado la inocencia. Lo odio. Lo des- precio. Me da náuseas. Preferiría morir antes de volver a estar a solas con Liborio. La misma escena se repitió al conocerse su embarazo unas semanas después, esta vez, en presencia también de Alejandra y Casimiro los pa- dres de Liborio, apodados Los Garrabases. En un intento de convencerla, la afligida familia del profanador, ofreció a la pareja una dote de casa- miento consistente en 15 ovejas, 5 fanegas y una casa en la Puerta Falsa. Liborio, hechizado de los encantos de Rosa, le suplicó perdón y le pro- metió reparación incondicional por su pecado para que accediera a ca- sarse con él. Pero nada pudo convencer ni consolar a Rosa que finalmente acudió al juez de Noguera, su tío Ambrosio Pascual El Rochito, para poner una denuncia por violación. El juicio tuvo lugar el 25 de Enero de 1818 en presencia del Sr. Juez, del alcalde de Noguera, Bartolomeo Casas Cantincao y el secretario Emi- liano Hernández Monterdino, que tras recomendar una solución de arre- glo mediante casamiento y ante la obstinación de Rosa, resolvió abrir el sumario. Liborio reconoció su culpabilidad y fue condenado a compensar a la madre con 5 corderos y la producción de 5 fanegas al año hasta que el niño tuviese mayoría de edad. Liborio arrepentido por su acto, ahogaba en el alcohol la pena del des- precio de todo el pueblo y de su propio hijo. Un día, no pudiendo soportar su vergüenza por más tiempo abandonó Noguera para siempre. Rosa no volvió a conocer a ningún hombre. Dedicó su vida al trabajo y al cuidado de su hijo Cirilo que creció sano y fuerte. Siendo ya mayor, fue agricultor como sus abuelos y construyó una nueva fuente en el lugar de su forzada concepción, denominándola Fuente de la Rosa. Cuentan que en ella manaba el agua más dulce, limpia y pura de toda la Sierra, como queriendo rememorar la inocencia perdida por la doncella de Noguera. MATAS VELASCO, Manuel: “Cuatro delitos acaecidos en Noguera de Albarracín en los albores del siglo XX”, REHALDA nº 13, Tramacastilla (Teruel), 2010, páginas 58-61.
Curiosidades
Observaciones
ABREVADERO DE HORMIGÓN DE 13 MTS.
Conservación
BUENA
Estructura
Sistema de desinfección |
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Recogida de Agua | Sin datos* |
Tipo de Fuente | FUENTE |
Caño o Grifo | SI |
Pila-Poceta | NO |
Lavadero | NO |
Sumidero | NO |
Pavimentación | NO |
Gamellón-Abrevadero | SI |
Material Gamellón-Abrevadero
HORMIGON
Contexto Geomorfologico
Periodo Geológico | ORDOVÍCICO SUPERIOR |
Punto de ubicación | BOSQUES DE CONÍFERAS |
Zona de ubicación | FORESTAL |
Fauna asociada
Fauna acuática asociada
Flora asociada